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Presencia del TEA en el libro “El curioso incidente del perro a medianoche”

“El curioso incidente del perro a medianoche” es una novela, escrita por Mark Haddon, que también ha sido llevada al teatro. Fue galardonada con el Premio Whitbread y el Premio de la Commonwealth al Mejor Primer Libro y cuenta en primera persona una historia sucedida a un niño de 15 años que presenta sintomatología TEA (aunque en ningún momento se alude de forma explícita en la novela a tal diagnóstico).


La historia comienza cuando Christopher, protagonista y narrador de la novela, encuentra muerto al perro de su vecina, la señora Shears. Está tratando de escribir una novela policíaca, ayudado por su terapeuta Siobhan, y, puesto que le gusta investigar y es muy observador, decide tratar de averiguar quién mató al perro de la señora Shears, imitando la actividad de su admirado Sherlock Holmes. Esto le lleva a vivir una serie de experiencias que le ayudan a superarse a sí mismo y a sus limitaciones. De acuerdo con sintomatología característica del TEA, Christopher muestra ansiedad ante los cambios, tiene dificultades para relacionarse con los demás, no muestra interés por otras personas y presenta dificultades en la pragmática del lenguaje. Debido a su rigidez, inflexibilidad e insistencia en la monotonía, trata de llevar una vida ordenada y sistematizada, con rituales de comportamiento y regida por horarios. Tratar de averiguar quién mató a Wellington, el perro de la señora Shears, le lleva a enfrentarse a una serie de situaciones en las que tiene que relacionarse con otras personas, mantenerse en aglomeraciones de gente y afrontar cambios e imprevistos; tratando de superar sus dificultades con toda una serie de estrategias.


En este post realizo un análisis del protagonista, señalando sus características y rasgos (gustos, habilidades, intereses, dificultades, conductas frecuentes, etc.) que hacen plantear la presencia de un TEA. Para ello, se agrupan ejemplos extraídos del libro en los que se observan síntomas que aparecen en este trastorno.


Presencia de intereses restringidos:

  • Es rápido en cálculo mental y conoce los números primos hasta el 7.507. Presenta conocimientos en matemáticas por encima de lo esperado para su edad.

  • Utiliza como estrategia de relajación hacer potencias y resolver problemas mentalmente.

  • Conoce todos los países y capitales del mundo.

Presencia de dificultades socioemocionales y del lenguaje:

  • No habla con desconocidos y cuando lo hace ante conocidos, sus conversaciones son muy limitadas, se basan en preguntas y respuestas literales y casi siempre versan sobre los propios intereses.

  • No se adecúa al contexto y/o al tipo de interlocutor.

  • Presenta dificultad para reconocer las emociones de los demás a partir de los comportamientos no verbales, como la expresión facial.

  • No suele mantener contacto ocular.

  • Le gusta estar solo en espacios pequeños como, por ejemplo, un armario. Esto le produce tranquilidad.

  • Cuando está en un sitio que hay mucha gente, por ejemplo el tren, mantiene los ojos entreabiertos para ver sólo lo necesario y no a tantas personas.  

  • Como muestra de afecto sólo acepta juntar con sus padres las palmas de una mano.

  • Pierde el control cuando la gente le toca (ej. pega a su padre por agarrarle de un brazo).

  • Le pone contento andar solo por la calle de madrugada e imaginarse que no existe nadie más que él en el mundo.

  • No entiende usos no literales del lenguaje, como las mentiras piadosas o las metáforas. No le gustan las mentiras, ni sabe decirlas, y las metáforas le parecen mentiras porque las interpreta de forma literal.

  • Es incapaz de contestar a muchas preguntas realizadas en poco tiempo.

  • Si ha de seguir instrucciones o prohibiciones, éstas deben ser precisas y claras.

  • Habla con tecnicismos inusuales para su edad.

Existencia de hipersensibilidad a estímulos sensoriales e interés inusual por aspectos sensoriales del entorno:

  • Cuando acude al dentista tienen que sedarle porque sino éste no puede meterle la mano en la boca, ya que Christopher no le deja.

  • Es capaz de distinguir el sonido del motor de los coches.

  • Estando en la estación de tren, ante el ruido y la multitud, se agobió. Entonces se sentó dos horas en la cafetería, durante las cuales estuvo gimiendo y resolviendo mentalmente un problema de matemáticas. Daba la sensación de estar en estado de trance.

  • Cuando sus padres discuten gime repetidamente para tapar el ruido.

  • Estando solo en la calle con mucha gente y mucho ruido comenzó a gemir y se tapó los oídos.

  • Los colores del entorno influyen mucho en su comportamiento. Por ejemplo, un día vio tirar una caca de perro (de color marrón, color que odia) en una papelera roja (color preferido) y se sintió mal, mareado.

  • Se fija mucho en los detalles de los objetos. Cuando está en una situación nueva, al tratar de procesar toda la información con todos los detalles, se siente saturado.

Existencia de restricciones alimentarias y rituales relacionados con la comida: 

  • No le gustan los colores amarillo y marrón, por lo que no puede comer nada que tenga ese color. Utiliza colorante rojo, su color favorito, para cambiarle el color a la comida.

  • Las distintas clases de comida no pueden tocarse en el plato. Si esto sucede, no se la come.

  • No come comida de sitios desconocidos (ej. un restaurante).

  • Come despacio.

  • A veces pasa mucho tiempo sin comer ni beber.

Insistencia en la monotonía, inflexibilidad y rigidez, con necesidad de estructuración y anticipación: 

  • Todos los muebles de la casa tienen que estar siempre exactamente en el mismo sitio, si esto no es así, Christopher se siente mal. Ha realizado un mapa con la localización exacta de cada mueble de forma que pueda volver a recolocarlos si los mueven para limpiar.

  • Cambiar las tareas que tiene planificadas en su horario le hace encontrarse mal, mareado.

  • Le encanta elaborar horarios y programar rutinas, le permiten saber qué va a pasar en cada momento.

  • Tiene que saber qué hora del día es en cada momento, se pone a gritar si le quitan el reloj.

  • Le gustan los sistemas y todo lo que se rija por unas leyes fijas: máquinas, ciclos biológicos, mapas… porque son cosas que permanecen siempre igual y permiten hacer predicciones.

  • Le asusta que la gente le grite porque no sabe qué es lo que va a pasar después, y eso le produce ansiedad.

  • Le gustan los policías porque, al llevar uniforme, se sabe lo que se espera de ellos.

  • Cuando tiene un plan en la mente se siente bien porque ve un orden y unas instrucciones a seguir.

Tendencia a la ansiedad:

  • Cuando siente miedo o preocupación por algo (por ejemplo cuando no podía volver a su ciudad para hacer el examen de bachiller en matemáticas) nota una presión fuerte en el pecho.

  • Cuando se enteró de que su madre no estaba muerta, sino que se había ido con otro , presentó síntomas de desrealización.

  • Cuando se desvía de las rutinas o se producen cambios inesperados, presenta ansiedad.

Presencia de problemas de conducta:

  • En una ocasión, estuvo más de un mes sin hablar.

  • Cuando se siente enfadado, molesto o frustrado presenta comportamientos agresivos, como pegar o romper cosas.

  • Es capaz de hacer daño a las personas.

  • Algunas veces ha quemado cosas para ver qué pasaba.

  • Una vez esparció crema de cacahuete por el banco de la cocina.

  • En una ocasión condujo el coche de su madre.

Existencia de pensamiento mágico y realización de inferencia arbitraria:

  • En función del número de coches de un color que vea pasar seguidos determina cómo va a ser su día: si pasan cuatro coches amarillos va a ser un día negro, por lo que hay que evitar correr riesgos – estar solo y no comer –; si pasan tres coches rojos va a ser un día bastante bueno y si pasan cinco coches rojos va a ser un día superbueno.

  • Pensar que alguien es buena persona sólo porque le gustan los perros.


Personalmente, he disfrutado mucho con la lectura del libro, ya que desde siempre he mostrado interés por el Autismo. Decidí estudiar la carrera de Psicología a los 13 años, motivada por una experiencia que tuve con una niña de 5 años que tenía Autismo. Por lo tanto, desde siempre, mi vocación se ha centrado en este aspecto, ya que es un trastorno que la sociedad no entiende muy bien y necesita de mucha concienciación e investigación. Este libro refleja cómo se sienten estos niños y puede ayudar a entender un poco mejor, de forma divertida, este trastorno. Lo que más me ha gustado de todo es que rompe muchos mitos que existen sobre esta alteración, como que estos niños no son capaces de aprender, nunca van a poder comunicarse, llevar una vida relativamente normal o que siempre van a depender de alguien. El hecho de que se haya creado un “Trastorno del Espectro Autista” radica en que éste se manifiesta en cada persona de forma diferente y con una gravedad distinta, que va a determinar las capacidades que pueden desarrollarse individualmente. En este sentido, encontramos en el libro cómo Christopher trata de hacer frente a sus miedos, con diversas estrategias, para alcanzar su objetivo: vivir con su madre. Narra una serie de experiencias que vive en solitario con gran malestar, pero muestra que las personas con TEA pueden llegar a ser independientes.

Es difícil saber cómo se sienten estos niños. Muchas veces existen graves deficiencias de la comunicación social y del lenguaje, que provocan una carencia absoluta del mismo. Esto puede llevar a que manifiesten sus necesidades, sentimientos o peticiones de forma inadecuada, con comportamientos disruptivos o socialmente inadaptados. Los demás pueden interpretar que el niño es un maleducado o, incluso, que es un niño “malo” y castigarlo; sin entender que lo único que quiere es comunicar algo, pero no encuentra la forma adecuada de hacerlo. La lectura de este libro ayuda a entender lo que experimentan los niños con TEA o piensan en determinadas situaciones. De esta forma, quizás pueda comprenderse mejor el trastorno, así como sus manifestaciones. Es muy importante concienciar sobre este trastorno, ya que una intervención precoz y un esfuerzo por integrar socialmente al niño dotándole de habilidades de autonomía y adaptación personal, pueden mejorar mucho las alteraciones. El libro muestra cómo Siobhan, terapeuta de Christopher, trata de enseñarle estrategias para suplir sus deficiencias de interacción social y llevar una vida más adaptada. Por ejemplo, le ayuda a comprender las emociones mediante dibujos que muestran caras con diferentes estados, le aconseja sobre qué hacer cuando se ponga nervioso o le entren ganas de pegar a alguien, le ayuda a alcanzar sus aspiraciones y sentirse realizado, etc. Esto muestra la importancia de la intervención con estos niños, ya que puede hacer mucho por ellos. Quien conozca mínimamente lo que es un TEA, quedará sorprendido por todo lo que logra llevar a cabo Christopher en el libro, convirtiéndose por lo tanto, en un ejemplo de superación personal.

Finalmente, resaltar que este libro es recomendable para cualquier persona. Resulta divertido para aquellos profesionales que trabajan con el trastorno, ya que se ven muy bien reflejados los síntomas del mismo y las experiencias de Christopher resultan interesantes y curiosas. Pero también es una buena forma de que cualquier persona con menor conocimiento del mismo, empiece a tener una nociones de lo que significa esta alteración, permitiéndoles descubrir otra forma de ver el mundo. Porque al fin y al cabo, tener un TEA es, simplemente, ver el mundo de una forma diferente.


Nuria Milio Nácher.

Psicóloga General Sanitaria especialista en Atención Temprana.

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