Los principales agentes socializadores son la escuela, la familia y la comunidad. La escuela, como uno de ellos, tiene una serie de funciones sociales que van más allá de las meramente educativas y asistenciales.
La escuela es el primer lugar donde aprendemos a convivir con más personas que provienen de entornos distintos.
La aparición de problemas de convivencia es normal en cualquier gran grupo de personas, pues todas y todos somos diferentes, y, si se resuelven adecuadamente, pueden ser muy enriquecedores.
Nos encontramos aquí con tres grandes bloques que condicionan las relaciones interpersonales y de convivencia.
La educación emocional.
Según Goleman (1995), entendemos por inteligencia emocional la capacidad de gestionar las propias emociones de una manera adaptativa al entorno y las circunstancias, gracias a la cual favorecemos nuestra socialización. Es importante trabajar este tipo de inteligencia en la escuela ya que, como enseña la neuroeducación, el cerebro es más plástico en la infancia, y eso permite adquirir no solo conocimientos respecto al lenguaje y las diferentes áreas de estudio, sino también respecto a la gestión emocional y la comunicación asertiva.
Es muy recomendable, por tanto, el uso de la asamblea y de un rincón para la expresión emocional en el aula ordinaria, con tal de interiorizar y normalizar la gestión de las emociones como un aspecto necesario que trasladar a cualquier situación. Y esto estará por encima de cualquier contenido curricular.
Tanto la falta de inteligencia emocional como las situaciones de discriminación afectan al rendimiento académico, ya que privan al alumnado de autoestima y de habilidades de autogestión necesarias para progresar en el estudio y los aprenendizajes.
La no discriminación. Por razón de:
Diversidad funcional y necesidades educativas especiales.
Entendemos por diversidad funcional la manera en que una persona funciona, a causa de una discapacidad, de diferente modo al de la mayoría de la sociedad en algunos aspectos. Según la OMS, discapacidad hace referencia a deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones en la participación, ya sea por causas sensoriales, de movilidad, cognitivas-intelectuales, etc.
Según el artículo 73 de la Ley Orgánica 2/2006 de Educación (LOE), presenta necesidades educativas especiales (NEE) el alumnado que requiere, durante un periodo o a lo largo de toda su escolarización, determinadas atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta.
Todo esto deja atrás los términos inválido/a y minusválido/a, obsoletos y cuestionables por su connotación negativa hacia las personas con diversidad funcional. Ninguna persona deja de ser válida o es menos válida que otra por tener una discapacidad o trastorno. Igualmente no hemos de utilizar el término de retraso mental sino el de discapacidad intelectual.
Entendemos por discapacidad la limitación para llevar a cabo ciertas actividades, provocada por una deficiencia física o psíquica. Por otra parte, entendemos por trastorno grave de conducta un patrón de comportamiento disruptivo y perdurable en el tiempo.
Es importante, además de ser consciente de las características de cada trastorno o discapacidad, no infravalorar las capacidades de mejorar de cada niña o niño, A SU RITMO y dentro de sus posibilidades. No llegar a un objetivo nuestro o del currículum no es un fracaso del alumno o la alumna, sino que debemos valorar sus pasos. Si cambiamos las expectativas de mejora porque alguien no es tal y como esperábamos, provocaremos el llamado efecto Pigmalión y, al no esperar nada del alumno o la alumna, nada avanzará. No marcamos nosotros los términos cuando hablamos de diversidad funcional.
Sexualidad y género.
Sexo y género son dos conceptos diferentes que con frecuencia se confunden o utilizan de manera indiferente. Entendemos por sexo la condición biológica de la persona, es decir, si es macho o hembra. Por el contrario, el género no es más que una construcción social, y expresa aquello que se asocia a cada sexo; como se debe llevar el pelo en función si eres hombre o mujer, la ropa, los colores, los juguetes, el comportamiento en público, etc. Desde el momento en que el bebé nace, incluso antes, la sociedad y su entorno más próximo están construyendo su género, de manera que las diferencias entre hombres y dones no son innatas o naturales (exceptuando los órganos sexuales y aspectos biológicos), sino que las transmitimos de generación en generación.
Hablamos, entonces, de los estereotipos. Entendemos por estereotipo el conjunto de creencias compartidas sobre las características personales, generalmente aspectos de la personalidad, pero también los comportamientos propios de un grupo de personas. Este concepto es aplicable tanto al sexo como a la nacionalidad y la cultura.
Más allá, debemos identificar y transmitir al alumnado, si queremos una escuela coeducativa, los siguientes conceptos:
- Identidad de género: es la vivencia íntima e individual que cada persona tiene de su propio sexo. Podemos hablar aquí de identidad de género divergente (se asumen aspectos asociados tanto a un género como al otro); disconformidad de género (identificarse con las atribuciones al género contrario pero con el propio sexo); género independiente o flexible (que varía entre los dos establecidos según cada contexto) y patrones variantes de género (intereses o preferencias no coincidentes con aquello generalmente aceptado para cada uno de los géneros considerados normativos).
Como vemos, si no existieran los estereotipos de género, no hallaríamos cierta discriminación y no habría que dar explicaciones de todos estos conceptos.
- Orientación sexual: tendencia a sentir atracción sexual, emocional o afectiva. Se han de considerar aquí, con igual normalidad; homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad.
- Persona transexual: aquella que nace con un sexo con el cual no se identifica.
- Proceso de transición: actuaciones como hormonarse, operar-se... hacia el cambio de sexo.
- Persona transgénero: aquella que no se identifica con el género que se le presupone pero no necesita el cambio de sexo.
- Género fluido o expresión fluida de género: hecho de que un niño o una niña se comporte o identifique durante una etapa de su infancia con otro género. Es un proceso de descubrimiento de una parte de la personalidad.
- Persona intersexual: aquella que, por alguna enfermedad genética, alteración cromosómica o malformación durante la gestación, tiene órganos pertenecientes a los dos sexos. Por ejemplo encontramos el Síndrome de Klinefelter, el Síndrome de Turner, la Hiperplasia Suprarenal Congénita, Síndrome de Swyer...
- Persona cisgénero: aquella la identidad de género de la cual concuerda con la asignada al sexo.
- Persona no binaria: aquella que no se apercibe varón ni mujer y que puede identificarse con un tercer género o ninguno.
- Transfobia: prejuicio social consistente en la discriminación a las persones que transgreden el binomio sexo-género.
- Homofobia: rechazo, discriminación, invisibilización, burlas y otras maneras de violencia basadas en prejuicios y estigmas hacia personas homosexuales. Según instituciones estatales especializadas, podemos distinguir entre:
▪ Homofobia cognitiva: ideas y representaciones erroneas y estereotipadas sobre las personas homosexuales.
▪ Homofobia afectiva: rechazo y sentimiento de incomodidad en presencia de personas homosexuales.
▪ Homofobia conductual: expresión de hostilidad (verbal o física) hacia homosexuales.
▪ Homofobia institucional: transmisión de mensajes negativos por parte de los medios de comunicación, falta de reconocimiento institucional de esta población y de sus necesidades.
- Bifobia: rechazo, discriminación, invisibilización, burlas y otras maneras de violencia basadas en prejuicios y estigmas hacia personas bisexuales.
- Androcentrismo: práctica, consciente o no, de otorgar al hombre y a su punto de vista una posición central en la sociedad, la cultura y la historia.
- Sexismo: discriminación hacia un individuo por su sexo.
- Misoginia: aversión hacia las mujeres.
- Machismo: actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer.
- Hembrismo: actitud o manera de pensar de quien sostiene que la mujer es por naturaleza superior al hombre.
- Micromachismo: estrategia, comentario o acto sutil de la vida cotidiana que continúa transmitiendo estereotipos machistas y/o valores androcéntricos.
- Feminicidio: asesinato de una mujer por parte de un hombre por machismo o misoginia.
- Feminismo: doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unes capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.
- Coeducación: propuesta pedagógica que da respuesta a la reivindicación de la igualdad, que propone una reformulación del modelo de transmisión del conocimiento y de las ideas desde una perspectiva de género en los espacios de socialización y aprendizaje.
Interculturalidad.
Entendemos por cultura el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.
Normalmente, la cultura comporta determinadas ideas políticas y religiosas, las cuales han sido el motor de multitud de conflictos durante la historia del mundo en el que vivimos.
El racismo es un sentimiento o comportamiento consistente en la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico. Esta situación se manifiesta mediante el menosprecio de otro grupo y es una forma de discriminación.
La xenofobia es el miedo o la animadversión hacia personas o culturas diferentes, o consideradas como extranjeras.
Desgraciadamente, este aspecto de la diversidad ha sido, durante muchos años, motivo de guerras y genocidios. Muchísimas personas se han visto obligadas a huir de su país, de su casa, con tal de salvar su vida; estas son las personas refugiadas.
Otro concepto extremadamente cruel que podemos transmitir al alumnado de mayor edad es el de apátrida; una persona que carece de nacionalidad, a la que ningún Estado considera destinataria de la aplicación de su legislación.
Se pueden encontrar recursos como documentales y Unidades Didácticas por edades en la web de la ONG ACNUR; https://eacnur.org/es/como-ayudar/participacion-solidaria/recursos-educativos
La resolución pacífica de conflictos.
Desgraciadamente, se ha incrementado en los últimos años la cantidad de personas (adultas, adolescentes y niños/as) que recurren a la violencia hacia otras personas, hacia objetos o incluso hacia sí mismos/as cuando se encuentran ante un conflicto, ya sea a nivel interno o social. Esto debe resolverse desde la infancia, ya que si ofrecemos estrategias variadas de relajación y resolución de problemas, las personas no necesitarán la violencia ni adquirir actitudes agresivas durante el desarrollo infantil, la adolescencia y la edad adulta.
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