La película Taare Zameen Par, del año 2007, muestra la vida escolar y familiar de Ishaan, un alumno de 3º de Educación Primaria (repetidor), en la India, con dislexia no diagnosticada.
Según el DSM-5, la dislexia es un trastorno del desarrollo neurológico referido a un patrón de dificultades del aprendizaje que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica. Además, suele incluir dificultades en el razonamiento matemático y la comprensión lectora.
Así pues, se trata de un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños/as que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen deriva de una alteración del neurodesarrollo.
Al principio se presenta a Ishaan como un niño despreocupado por sus malas notas y por los estudios. Además, el ambiente familiar es de falta de empatía por parte de la figura paterna e incluye agresiones. Juega un papel importante en este aspecto la figura del hermano mayor, que es “el hijo y el alumno perfecto”, con quien le comparan sus padres y profesores/as constantemente. Esta situación de presión y falta de educación emocional en casa no le permite la oportunidad de expresarse libremente y sin miedo.
Su madre, por otro lado, intenta apoyarle y ayudarle con las tareas del colegio, pero no es capaz de comprender por qué su hijo menor mantiene esa actitud y esas dificultades, llegando a culparse a sí misma y frustrarse.
En cuanto a la personalidad de Ishaan, se trata de un niño alegre, amante de los animales y con mucha imaginación y entusiasmo por el juego. Da la sensación de que prefiere rodearse de animales que de personas, pues estos no le hacen sentir en un escalón inferior (a su hermano, a sus compañeros de escuela).
Durante las clases, sufre acoso escolar por ser el más retrasado en cuanto al aprendizaje de contenidos y habilidades lectoescritoras, sus profesoras le expulsan de clase constantemente por no responder correctamente o no llevar los deberes hechos (en uno de los casos la mesta piensa que le toma el pelo cuando indica que ve bailar las letras), e incluso se dice que comete siempre los mismos errores a propósito. Sin contar con un diagnóstico preciso ni haber intentado ayudarle, llegan a sugerir a la familia la posibilidad de escolarizarlo en un centro específico.
Nadie se plantea, durante mucho tiempo, que Ishaan pueda tener una dificultad de base que justifique su actitud “pasota” y rebelde.
Ante la desesperación de no saber qué hacer tras descubrir que Ishaan ha llegado a saltarse las clases, el padre decide llevarlo a un internado donde la disciplina es el pilar fundamental. Ishaan se frustra mucho ante la idea de alejarse de su familia, y las clases en el internado se convierten en un infierno para él. Nada cambia respecto a su escuela anterior, y él está más triste.
Sin embargo, un día cualquiera, llega un nuevo profesor de Arte llamado Nikumbh, maestro en una escuela de Educación Especial. Empieza su primera clase generando expectación en el alumnado, así como fomentando la emoción y la alegría mediante la música y el movimiento.
Nikumbh se da cuenta desde el primer momento del sufrimiento de Ishaan, por lo que no tarda en mostrar interés ante el resto del claustro, llegando a inspeccionar sus libretas de las diferentes asignaturas. Tras ello, decide ir más allá y presentarse en casa de su familia, con tal de valorar las tareas de la escuela anterior y obtener más información relevante. Durante todo este proceso, se observa a un maestro realmente preocupado y afectado por el estado anímico del niño.
Entre las dificultades de Ishaan relacionadas con la dislexia, encontramos:
Inversiones en las sílabas.
Omisiones.
Letra desigual, a veces ininteligible.
Grafías y números en espejo (d/b…).
Confusión de grafías cuyo fonema es similar por el modo o el punto de articulación (m/n, p/b…).
Dificultades en el razonamiento matemático.
Dificultades motrices y de lateralidad (coordinación de movimientos, lanzar una pelota en una dirección…).
Atención dispersa.
Dificultades para seguir instrucciones, especialmente cuando no se presentan una a una.
Dificultades para vestirse (atarse los cordones, etc.).
Ante la incomprensión del padre, Nikumbh le pide que lea unas letras en chino, argumentando que debe esforzarse más (tal y como se le pide a Ishaan) ante la negativa de este. El paralelismo parece funcionar y, poco a poco, se va comprendiendo la dificultad del niño.
Además, el profesor descubre el gran potencial que tiene su alumno con la pintura: imaginación, estética, entusiasmo… Nikumbh queda prendado de las producciones del niño, y así se lo hace ver a su familia.
A la vez que Nikumbh va concienciando al entorno de Ishaan sobre su dislexia, se esfuerza por ayudarle a mejorar con mucho afecto y métodos variados, innovadores y que suelen implicar material manipulativo, juego y diversión. El alumno mejora a pasos agigantados.
Paralelamente, el maestro organiza un evento de dibujo libre en el que todo el internado compite por un primer premio. Indudablemente, Ishaan resulta ganador, siendo el mismo profesor de Arte su única competencia, habiendo dibujado un retrato de su alumno feliz.
La percepción de todo el mundo cambia respecto al protagonista.
Finalmente, gracias a la verdadera vocación del maestro, Ishaan es un niño feliz, que aprende y se esfuerza en sus tareas, comprendido por su profesorado y, sobre todo, por su familia.